LA VERDADERA
NATURALEZA DE LOS
NÚMEROS IMAGINARIOS

“La verdad metafísica de la raíz cuadrada de −1 es elusiva” (Gauss)

Los números imaginarios son anfibios entre el ser y el no ser” (Leibniz)



La Interpretación de la Unidad Imaginaria i

La unidad imaginaria no es la raíz cuadrada de −1

Se suele afirmar que las soluciones de la ecuación x2 = −1 son siendo i un número “imaginario”, llamado así porque no existe ningún número real tal que su cuadrado sea −1.

Sin embargo, i no es la raiz cuadrada de −1. No lo es porque si √(−1) fuera una solución de la ecuación x2 = −1, llegaríamos a una contradicción, si queremos que se cumpla siempre la propiedad xr·yr = (x·y)r y, en particular, xr·xr = (x·x)r : Tampoco se cumple la propiedad (xr)s = (xs)r = xr·s, es decir, los exponentes no son intercambiables. En efecto: Otra forma de llegar a la misma contradicción es la siguiente. Tenemos que i2 = −1. Multiplicando ambos términos por −1, tenemos (−1)i2 = 1. Extrayendo la raíz cuadrada en ambos lados, tenemos: Por lo tanto, la expresión √(−1) no tiene ningún sentido, como tampoco tiene sentido calcular el cuadrado de una manzana o la raíz cuadrada de un coche. Por eso, en física se escribe i y no √(−1), por ejemplo, en la ecuación de Schrödinger y en la teoría de la relatividad.


La interpretación de George Spencer-Brown

George Spencer-Brown, en su libro “Las Leyes de la Forma” [1972], interpreta la unidad imaginaria de otra forma. La expresión x2 = −1 la transforma en la expresión recursiva x = −1/x, que produce la secuencia temporal oscilante entre dos valores: Afirma que, en dicha expresión recursiva, el único valor posible i de x es 1 o −1, por lo que la secuencia anterior se convierte en o bien su contraria: Según este autor: La expresión oscilante anterior tiene la misma estructura que la famosa paradoja del mentiroso.


La Interpretación en MENTAL

La interpretación correcta de la unidad imaginario es muy sencilla. La expresión i2 = −1 se debe interpretar como un caso particular de expresión imaginaria, es decir, una expresión de sustitución en la que la parte izquierda es una expresión algebraica. En este caso, i es una entidad cuyo cuadrado se evalúa como −1. Esta interpretación permite definir todo tipo de números imaginarios, así como números imaginarios de orden superior. Y, en general, expresiones imaginarias y expresiones imaginarias de orden superior.

(i*i = −1) // definición de la unidad imaginaria i

(j*j = −i) // definición de un número imaginario de orden 2

(k*k = −j) // definición de un número imaginario de orden 3
...

De forma genérica, llamando i/n a la unidad imaginaria de orden n:

⟨( (i/n)*(i/n) = i/(n−1) )⟩
(i/1 = −1)
(i/2 = i) // unidad imaginaria


El hecho de considerar al número −1 como imaginario, enlaza con la antigua creencia de que los números negativos eran imaginarios [ver Adenda].

Durante siglos se ha especulado con la misteriosa naturaleza de los números imaginarios. El gran Gauss (en 1825) afirmaba: “La verdadera metafísica de la raíz cuadrada de −1 es elusiva”. Primero se le dio una interpretación geométrica (Wallis, Wessel, Argand y el propio Gauss): los números imaginarios como una dimensión diferente a la recta real. Otros autores (Cauchy, Hamilton) dieron una interpretación puramente algebraica.

La interpretación como expresión imaginaria (en el sentido de MENTAL, es decir como sustitución), proporciona además un marco unificador en el que entran los números imaginarios y el infinitésimo, este último también definido mediante una expresión imaginaria: ε*ε = 0.

De la misma manera que de la expresión ε2 = 0 no tiene sentido inferir que ε = √(0) = 0, no podemos inferir que i2 = −1 sea i = √(−1) porque i2 = −1 no es una ecuación, sino una sustitución.


Números complejos

Los números complejos tienen la forma a + b*i, siendo a y b números reales. Se generalizan así los números reales, pues cuando b es cero, tenemos los números reales, y cuando a es cero, tenemos los números imaginarios.

Los números complejos se pueden representar en un plano (el plano complejo), estando en el eje horizontal los números reales y en el vertical los imaginarios. Podemos representar, si lo deseamos, un número complejo por sus dos coordenadas (r1 y r2) y definir, por ejemplo:

⟨( c(r1 r2) = (r1 + r2*i) )⟩


Algunas propiedades de los números complejos

Adenda

Números negativos como números imaginarios

Hubo un tiempo en el que los números negativos se consideraron imaginarios. Por ejemplo, la ecuación x+3 = 0 no tiene como solución ningún número natural. Gerolamo Cardano, en el siglo XVI, llamaba a los números negativos “falsos”, pero en su Ars Magna (1545) los estudió exhaustivamente. Su introducción fue extraordinariamente lenta, debido a un cierto rechazo a considerarlos como números. Solo se admitían las cantidades negativas (asociadas por ejemplo a deudas). Fue a finales del siglo XVIII cuando los números negativos fueron aceptados universalmente.


Cuaterniones

Inventados (o descubiertos) por Hamilton, los cuaterniones son una generalización de los números complejos, con una parte real y tres imaginarias, con la definición siguiente (puramente algebraica):

i2 = j2 = k2 = ijk = −1

(q = t + ui + vj + wk) (un cuaternión)

(q' = t – ui – vj – wk) (conjugado de q)

(qq' = t2 + u2+ v2 + w2) (propiedad similar a la de los complejos)

Los cuaterniones tienen inversos también, como los números complejos.

En 1897, A.S. Hathaway extendió formalmente las ideas de Hamilton al pasar de considerar los cuaterniones como 4 números reales a la idea de 4 dimensiones espaciales.

En 1843, John Graves descubrió que existe un tipo de cuaternión doble (octoniones). Fueron redescubiertos por Arthur Cayley en 1845.

No hay una generalización satisfactoria de los octoniones a dimensiones superiores.


Historia de los números imaginarios
Bibliografía